Doña Manú

Manú fue rescatada de las calles de Caracas por Armando. A él, un chico le había avisado que en la Avenida Boyacá (mejor conocida por los caraqueños como Cota Mil), se encontraba una perrita en unas condiciones paupérrimas: estaba desnutrida, con problemas en la piel y apenas se podía levantar. Armando sin dudarlo, decidió llevársela a su casa.


 

Armando nos cuenta que él en ese momento se encontraba en una situación un poco compleja y no sabía cómo iba a hacer para darle sustento a Manú, ya que iba a requerir de cuidados médicos por su condición. Lo primero que trae a acotación en su relato fue que el día que se la lleva a su casa, esa tarde estuvo recorriendo las plantas del edificio donde vivía, preguntando a los vecinos, quienes tuviesen mascotas, sí podían ayudarle con perrarina (pienso de perro) para darle de comer. Poco a poco, entre pagos con tarjetas de crédito, se hizo con la mejora y la atención veterinaria de Manú.


 

Al tiempo, Armando se muda a Galicia y se trae en su viaje a Manú. La describía como una pereza porque tenía las patas muy largas y caminaba lento. Sin embargo, una vez curada, era un animal precioso, pero muy peleona: cuando la sacaba a pasear (en Galicia), Manú amendentraba a otros perros para que los dueños (de esos perros) le hicieran cariños. Era muy conocida por todas las personas quienes sacaban a pasear a sus mascotas en ese parque.


 

Manú fue un gran apoyo en los momentos más difíciles para Armando. Él encontró en ella un ser que le reconfortaba cuando más lo necesitaba, gracias a su cariño y fidelidad. Lamentablemente el pasado mes de enero, Doña Manú falleció. Sin embargo, dejó un cálido recuerdo en Armando, quien la lleva siempre presente por haber estado cuando él más lo necesitaba.

Necesitamos su consentimiento para cargar las traducciones

Utilizamos un servicio de terceros para traducir el contenido del sitio web que puede recopilar datos sobre su actividad. Por favor, revise los detalles y acepte el servicio para ver las traducciones.