Sami

Adrienne y Dani, desde que vivían en Venezuela, han tenido perros adoptados. Los primeros fueron Mimo y Lucky: Mimo fue un cachorro de una camada de dos perritos que tuvo la perra de la mamá de Dani y Lucky fue un perro que rescataron, luego de que fuese arrollado por un coche.


 

Al mudarse a España se traen a sus dos perros, pero a los tres años Lucky falleció (por vejez) y tanto Dani como Adrienne, a pesar de la tristeza por la pérdida de Lucky, decidieron adoptar otro perro. Una mascota nunca podrá reemplazar a otra, sin embargo ellos se dieron cuenta que podían darle una oportunidad a otro perrito para que tuviese mejor calidad de vida. Y es así como Choco llega a sus vidas. Más tarde, Suri también viviría con ellos. Desde ese momento, ellos sabían que, siempre y cuando tuviesen las capacidades y condiciones aptas, tendrían perros adoptados o colaborarían con protectoras.


 

Poco tiempo después, lamentablemente Mimo sufre un infarto y ya en casa pasaron a ser dos perritos. Por temas de cuidados, veterinarios, paseos, etc., Adrienne y Dani pensaron que lo más óptimo y práctico era mantenerse con dos animales: a pesar que asumieron la responsabilidad en su momento, tener tres perros era complicado.


 

Sin embargo, el destino les hizo una jugada: Un día les llamaron desde la protectora con quienes adoptaron a Choco, para contarles sobre la situación que tenían con un perrito. Éste estaba en una casa de acogida mientras arreglaban su adopción en Bélgica, pero la misma protectora sospechaba que el perrito estaba siendo maltratado en esa casa de acogida, por lo que le preguntaron a Adrienne y a Dani si podían quedarse con él durante 15 días, mientras terminaban de arreglar su traslado a Bélgica.


 

Cuando ya estaban por finalizar ese período de acogida, Adrienne y Dani se dieron cuenta que el perro se adaptó muy bien a la vida en su casa, a convivir con Choco y Suri y sobre todo, que les agarró confianza a ellos como humanos. Esto es muy importante para los perros en adopción, porque la mayoría tiene miedo al ser humano, ya que han sido maltratados, abandonados, etc... Al ver lo bien que estaba el perrito con ellos, le propusieron a la protectora quedárselo.


 

Como la protectora siempre está interesada en el bienestar de los animales, accedieron a la petición de Adrienne y Dani, ya que entendían que enviarlo a Bélgica implicaría un nuevo proceso de adaptación para el perro, el cual tomaría tiempo y que podría generar incomodidades en el mismo animalito, como estrés y ansiedad por un nuevo ambiente.


 

Hoy en día Samy está encantado con su nueva familia. Tiene dos hermanos perretes con quienes siempre está jugando . Poco a poco va aprendiendo a convivir con sus humanos, aunque todavía es tímido con las visitas que reciben en casa. Adrienne y Dani están muy felices con su familia perruna.


 

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